Por Génesis Gatica
A nadie le es grato padecer una lesión ya que es incapacitante en muchas ocasiones, sientes dolor, el proceso de recuperación tiende a ser lento y como consecuencia llega a ser frustrante, sobre todo para aquellos en los que su principal instrumento de trabajo es el cuerpo mismo como es el caso de la danza.
En lo secular suele pasar que un danzarín lesionado tiene que dejar su puesto escenográfico a otro para enfrentar el proceso de recuperación y dicha acción no es del agrado del lesionado, ya que el mundo competitivo de la danza secular obliga a los ejecutantes a ocultar su malestar por no perder el puesto, lo que trae como consecuencia, en gran parte de los casos, que la lesión empeore dejando efectos secundarios que muchas veces son difíciles de restablecer.
Hablando ministerialmente, por lo general el danzarín tiene poca información sobre el cuidado del cuerpo mientras se realiza la actividad dancística, y es por eso que se necesita tomar con seriedad y profesionalismo la idea de tener una técnica adecuada en el momento de ejecutar los movimientos o rutinas, pues las consecuencias de una mal locomoción tal vez no puedan verse de manera inmediata, pero sí se presentarán los resultados negativos a largo plazo.
Es por este motivo que aumenta el numero de danzarines que están más interesados en cuidar adecuadamente su preciado instrumento de trabajo y la mejor manera de hacerlo es a través de la prevención de lesiones, que se derivan, entre otras cosas, de realizar adecuadamente los movimientos a través de la técnica indicada.
Incluso para aquellos danzarines que han tenido la fortuna de no padecer nunca una lesión, la cultura de la prevención está más que bien vista para lograr que el cuerpo se mantenga en óptimas condiciones para la ejecución de su trabajo, pues a pesar de que las lesiones son catalogadas como algo normal en el ámbito, hay muchas posibles formas de reducirlas en cantidad y gravedad.
Los tipos de lesiones
Si se intenta hacer una clasificación general de las lesiones que se relacionan directamente con la danza, caeríamos en la cuenta de que realmente son escasas y pueden destacarse únicamente aquellas vinculadas como consecuencia del trabajo “en dehors”, las lesiones de extensión dorsal, el hallus valgus mejor conocido como “juanete” o la fractura del quinto metatarsiano. El resto de las lesiones que puedes estar imaginándote son clasificadas en el elenco de las lesiones de cualquier actividad de alto rendimiento.
Generalmente los tipos de lesiones son clasificados de acuerdo a las partes o estructuras corporales que se involucran, como el tejido óseo a través de fracturas y fracturas por estrés o el tejido blando, por medio de lesiones musculares o articulares en los que no solo se incluye la parte ósea de la articulación sino estructuras de la articulación misma como ligamentos, meniscos, discos intervertebrales etc.
De acuerdo con estudios elaborados en el tema, alrededor del cincuenta por ciento de las lesiones ocurren en el pie y tobillo, así como está la observación de cómo las partes más vulnerables a lesionarse mientras se ejerce la actividad dancística están las rodillas, cadera y columna lumbar.
Su origen
El verdadero origen de las lesiones suele variar y salvo cuando la naturaleza de ésta tiene un origen traumático, es decir por algún golpe o torcedura, su causa se determina de una parte por las condiciones anatómicas que el danzarín presenta y por otro lado por el conocimiento y ejecución correcta de la técnica.
Cuando se habla de las lesiones de origen traumáticos, existen factores que favorecen a su aparición y que pueden ser o no ajenas al danzarín como la temperatura, el suelo, calzado, la fatiga o la repetición reiterativa del movimiento así como el calentamiento insuficiente.
En cuanto a la falta de conocimiento de la técnica, la lesión puede permanecer latente por un largo periodo de tiempo, intercalándose periodos de dolor intenso con periodos de dolor controlado, terminando por convertirse en una lesión crónica.
Aunque no lo parezca, es común encontrar danzarines que descuidan su colocación durante la clase, ya que ninguna persona que se dedica a este arte trabaja de la misma manera e intensidad, por lo que es necesario que se conozcan los puntos débiles en el momento de la ejecución de algún movimiento para mejorar su potencial físico sin cruzar más allá de sus límites.
La mayoría de las lesiones suelen tratarse a base de terapia manual, fisioterapia, cambios en la técnica y entrenamiento en clase o ensayos y rara vez es necesaria la intervención quirúrgica para corregir los problemas. Sin embargo hay que poner especial atención en corregir el alineamiento y postura corporal a tiempo para evitar lesiones y que de esta manera no se vea afectada de forma grave el desempeño dancístico del ejecutante.
El danzarín necesita tener las condiciones físicas de un deportista de alto rendimiento y puede que pienses que esta información no va contigo porque la danza no es una actividad a la que le dediques tiempo completo como los danzarines seculares, pero el tiempo que dedicas para tus clases, ensayos o ministraciones deben tener, en cantidad y calidad, la misma entrega que le dedicaría un danzarín profesional.
Recuerda que cada recomendación no sólo trae beneficios a tu manera de danzar, sino que los efectos secundarios son positivos para tu salud en general. Cuida tu danza y cuida tu cuerpo.
Academia de Danza & Artes Creativas. 2016
Hola. Miss Génesis, gracias por el artículo
Me gustaría saber que puedo hacer si tengo una lesión en la pierna, me han dicho que puede ser un tirón o desgarre y me he estado poniendo pomadas y vendas pero el dolor sigue
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Hola Cesia, gracias por tu comentario, enviaremos tu pregunta a Miss Génesis y te responderá por correo. Bendiciones!
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