Por Eli Jerónimo
Danzar implica ser visto por varios ojos, siempre ser observada, incluso criticada. Pero, ¿qué ocurre cuando tú estás en el escenario? ¿Cuál es tu intención cuando te plantas en una plataforma?
El ministerio de danza, al igual que otras áreas, tiene la misma importancia y compromiso. Danzar también es servir. Pero, ¿cómo? Quizá te preguntes eso. Dios nos otorgó talentos innatos, y esos talentos tienen un propósito. Usar tus talentos para Su servicio es algo que te llena de gozo y alegría, pero requiere de compromiso y humildad.
Hay quienes están dispuestos a dar su tiempo, dedicación, compromiso y responsabilidad para enseñar e instruir a otras futuras danzarinas. Es decir, el servicio de una danzarina no está en la plataforma, ahí simplemente es la expresión del trabajo fuera de ella.
No solo de los ensayos, sino de su relación con Dios. Cuando danzas y Dios se complace, sin duda, impactas el corazón de alguien más.
¿Danzas por conveniencia?
Ahora, quisiera que pienses en estas preguntas y seas sincera: ¿Pones condiciones para servir? ¿Sirves si te conviene la posición en la que vas a estar? ¿Danzas solo en escenarios “bonitos” y con comodidades? ¿Seleccionas a las personas a quienes vas a enseñar?
Triste, pero sucede. Hay quienes usan el servicio como un “gancho” para estar donde quieren estar, no para servir. Se ha perdido el enfoque del porqué y para quien vamos a servir.
En Mateo 16:26 (NVI) dice: ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida?
Podemos participar en muchos eventos, pisar escenarios hermosos, pero de nada sirve si nuestro corazón y servicio ya no está enfocado con el propósito que Dios tenía en mente.
Danzar en escenarios reconocidos es algo extraordinario, pero si Dios no se agrada de nuestra vida, ¿de qué nos sirven esos aplausos?
Mateo 20:26 (TLA): Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, si alguno de ustedes quiere ser importante, tendrá que servir a los demás.
La próxima vez que dances –sin importar donde sea– imagina que en la primera fila está Jesús aplaudiendo. ¡Qué satisfacción! No por el escenario o tu actuación, sino porque se complace de tu vida fuera del escenario.
Su servicio influye en otros
Ahora, si enseñas a otras personas, es un hecho de que vas a influir en ellos, algo de ti vas a dejar en ellos. Prepárate en la técnica, pero también en la parte espiritual.
Romanos 12:11 dice: Esfuércense, no sean perezosos y sirvan al Señor con corazón ferviente.
A veces, parece que las personas no son “agradecidas” con tu esfuerzo y tiempo; sin embargo, Dios sí y ve tu disposición y corazón. Así que no te desanimes si no llegan al ensayo, llegan tarde o no ensayan.
Hay que orar para que Dios también trabaje en ellas (risas).
¡Ánimo!
Academia de Danza & Artes Creativas. 2017.