Por Génesis Gatica
La danza es un arte bello y expresivo que está lleno de ventajas para quienes se animen a practicarlo, sobretodo por los efectos físicos que pueden observarse a simple vista y que son notables cuando la constancia en esta práctica es evidente.
¿Has notado que desde el momento en que entraste a clases de danza, en tus ensayos o ministraciones ha incrementado tu manera de comer? Seguramente es un efecto que has estado monitoreando constantemente, déjame decirte que esta sensación es normal hasta cierto punto.
La composición exacta de una alimentación saludable, equilibrada y variada depende de las necesidades de cada persona (por ejemplo, de su edad, sexo, hábitos de vida, ejercicio físico) y en este último parámetro se hace más énfasis al explicar que los requerimientos nutricionales en una persona que tiene actividad física varía con el objetivo de tener un mayor rendimiento.
Como consecuencia, uno de los tantos mitos que existen en la práctica deportiva o dancística es que el ejercicio aumenta el apetito y hace que comamos mucho más, incluso en mayor cantidad de lo que se gastó en el ejercicio.
¿Cuánta verdad hay en esta creencia? Salir de clases de danza, ensayo, función o ministración y tener la sensación de que podrías comerte una vaca entera, solo es consecuencia de una mala administración de nuestros tiempos de comida, ya que sí tenemos una sensación de hambre después de la actividad sin embargo, una sensación tan voraz indica que algo está mal en nuestra alimentación.
Hambre con moderación
La sensación de hambre después del ejercicio es inevitable en muchas ocasiones, ya que al realizar ejercicio el organismo tiene un registro del desgaste físico y manda señales avisando que las reservas de nuestro cuerpo se han gastado y así se produce el apetito con el objetivo de recuperar esas reservas perdidas, pero de ahí a que se coma tanto al grado de superar lo gastado en el ejercicio, es donde radica el verdadero mito.
El Instituto de Medicina menciona que hay que tener en cuenta que al hacer una actividad de larga duración podemos gastar bastantes calorías, por lo que es normal que tengamos más hambre y que comamos más, pero en el caso de la mayoría de la gente que hace ejercicio come más o menos lo mismo que antes, la diferencia no es significativa. Caso aparte es el de los deportistas de élite.
Un ejemplo es el siguiente: correr durante una hora a intensidad suave puede hacer que se gasten de 500-700 kcal, esto supone más o menos el 20-25% de las necesidades calóricas de una persona estándar. Ese incremento de apetito puede hacer que comamos más, pero al ser el desgaste amplio no se suele superar, en todo caso, se puede comer de manera tal que iguale lo gastado.
Es el ejercicio de alta intensidad como la danza el que abre más el apetito al conllevar un gran desgaste. Un ejercicio moderado no llega a alarmar tanto al organismo por desgaste como para dar una llamada de atención al apetito. Por tanto sugieren no tener miedo de que el hambre llame a la puerta después de hacer ejercicio, es algo normal y necesario para recuperarse del esfuerzo y es importante saber seleccionar los alimentos que se comen después de la actividad.
¿Qué hago para no comer tanto?
En primer lugar crea hábitos y ten dominio propio, lo ideal es fraccionar tus comidas del día en cinco o seis tiempos con horarios que no superen las cuatro horas de ayuno, con el objetivo de mantener tu metabolismo trabajando adecuadamente.
Incluye en esas comidas frutas y verduras en abundancia y deja a un lado las galletas, dulces o pan con harina refinada, te dan saciedad de forma inmediata pero de la misma manera te vuelve a dejar con hambre en poco tiempo.
Dos horas antes de tu actividad dancística asegúrate de comer cereales, de esta manera se crean reservas de energía en el cuerpo que son utilizadas en el momento del ejercicio y después de que terminen tus actividades, come balanceadamente mezclando cereales y proteína, un ejemplo: sándwich de atún, pollo u otro tipo de carne baja en grasa, con esto nos aseguramos de recuperar las reservas perdidas durante el ejercicio y protegemos los músculos al ingerir la proteína de la carne.
Una vez más recuerda que es importante en todo momento mantenerte hidratada (o), en muchas ocasiones sucede que esa sensación de “hambre” en realidad es sed y se manifiesta de forma engañosa. Tomando suficiente agua durante el día y más en tu tiempo de danza, mitigas la manifestación de forma saludable y comes sin excederte.
Academia de Danza & Artes Creativas. 2016