Por Eli Jerónimo
Todos tenemos diferentes puntos de vista, preferencias y gustos diferentes. Quizá, en ocasiones, no vamos a coincidir ni con nuestra mejor amiga. ¿De qué quiero hablar? De los conflictos que pueden existir en el grupo de danza debido a esas diferencias.
Los conflictos más frecuentes tienen que ver con la impuntualidad al ensayo, desacuerdos por vestuario, participación en coreografías, faltas frecuentes, entre otras. Sin embargo, me pregunto si realmente vale la pena enojarse tanto por eso, incluso hasta la ruptura de un equipo.
Así que hoy vamos a tocar ese tema para resolverlo sanamente, checa estos puntos y reflexiona:
1) ¿Con quién es tu conflicto?
En lugar de andar propagando tu conflicto con todo mundo, mejor acércate con esa persona y explícale lo que sientes. Obviamente, primero ora a Dios y pide dirección para hablar sabiamente. Proverbios 16:20. Sin leña se apaga el fuego; sin chismes se acaba el pleito.
2) Somos un equipo
Lucas 11:17 dice: Una casa dividida contra sí misma, cae. Y cierto, si nos con mantener molestias no expresadas puede crecer más un problema de lo que realmente es.
3) ¿Cuál es el enfoque?
Es bueno recordar cuál es la razón de ser del grupo de danza. En casos complicados, es recomendable regresar al origen. ¿Cuál es el propósito? ¿Cuál tu objetivo? ¿Qué te hizo unirte al grupo?
4) Cambia la perspectiva
Sí, siempre habrá conflictos y desacuerdos. Y hoy te invito a que cambies tu perspectiva sobre ellos. Mira a los conflictos como una razón para crecer, madurar y tener experiencia. No permitas que consuman un sueño ni tu llamado.
Si es necesario pedir disculpas, adelante. Si estás esperando que te pidan disculpas, difícilmente van a llegar. ¡Sigue adelante!
Filipenses 3:13… olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Academia de Danza & Artes Creativas. 2016.