Perseverar en la Danza es básico

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La perseverancia es uno de los valores que más confrontan nuestra vida. La perseverancia es personal, tomar decisiones y actitudes que nos llevan a una meta. Te has preguntado: ¿Hasta dónde puede llegar? ¿Cuándo se vale rendirse? ¿Valdrá la pena mi esfuerzo? ¿Realmente puedo danzar?

Todos hemos pasado estas preguntas por nuestra mente; por lo general, cuando las situaciones no nos favorecen. En mi caso, lo he pensado después de un gran regaño que me desanima totalmente y comienzo a cuestionarme sobre mi capacidad de bailar.

¿Eres perseverante?

Perseverancia es firmeza y constancia en la manera de ser o de obrar.

Firmeza: No importa cuál sea la situación –favorable o desfavorable– debes mantenerte enfocada en tu objetivo.

Constancia. No dejar de intentarlo a pesar de la adversidad.

Si estás atravesando una situación complicada que pone en juego tu carrera como danzarina, te aconsejo que te hagas esta pregunta:

1. ¿Qué dice Dios de mí y mi danza?
2. ¿Cuál es la verdadera razón por la que quiero declinar de danzar?

¡No me sale!

La negligencia, pereza, abandono, desgana, desinterés, apatía, desidia, indolencia, apatía y vagancia son lo opuesto a perseverancia. Si tienes algunos de estos síntomas, te aconsejo que pienses en el motivo que te hizo emprender el maravilloso viaje de la danza.

Hay personas que por alguna situación dejaron de danzar; y esto no significa que fue errónea su decisión. Sin embargo, hay muchas “razones o pretextos” que no son una buena razón para no ser perseverar:

Pretextos	Cambia de actitud
La maestra me regaña mucho.	Te está corrigiendo para que mejores.
No me salen los pasos.	Ensaya más.
No tengo dinero para la colegiatura.	Dios provee, siempre hay una solución. Trabaja, ahorra, mejora la administración de tu dinero.
A mis compañeras les sale mejor.	No te compares. Dios puso tu mirada en ti porque sabe que puedes hacerlo.
No memorizo las rutinas.	Graba a una de tus compañeras y repasa en tu casa. La práctica estimula la memoria.
Me siento triste.	¡Estás viva! Alégrate porque hoy tienes la oportunidad de disfrutar e intentarlo de nuevo.
Estoy cansada (físicamente).	El esfuerzo físico siempre estará presente. Equilibra tus actividades y no te satures para que también puedas renovar fuerzas.

He vivido momentos cruciales en mi historia con la danza: situaciones que me han hecho dudar de mi capacidad, falta de dinero y situaciones externas a mí que amenazan con terminar mi carrera de danzarina. Y he comprendido una cosa, problemas y críticas siempre serán parte de la vida de una danzarina; sin embargo, he decidido creerle a Dios. Creo que él me sacará adelante a pesar de la tormenta, y que en sus manos están mis días de danzar. No me voy a rendir hasta que él me marque el final. Si hoy puedo danzar, ¿por qué no disfrutarlo? Es una bendición poder hacerlo y no quiero perderme esa bendición.

Academia de Danza & Artes Creativas. 2015.